La semana pasada hablábamos de estrategia de marca personal en el contexto digital. Uno de los aspectos más importantes que debemos cuidar son las imágenes que utilizamos. Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de York1, tardamos 33 microsegundos en formarnos una primera impresión basada en la cara de una persona. Y ¿sabes cuanto tiempo tardaríamos en cambiar esa primera impresión?: se estima que 30 días.
¿Cuánto tiempo has dedicado tú a las imágenes que arroja tu huella digital?
¿Te acuerdas del día que subiste la foto de LinkedIn? En mi experiencia como formadora de directivos, podría decir que el 80% de las personas ha dedicado menos de un minuto, ha buscado en su ordenador una foto “decente” con idea de cambiarla en algún momento, cuando tuvieran más tiempo… Y hasta hoy. ¿Es tu caso? Otro día hablaremos en detalle de la foto de LinkedIn pero os adelanto cuatro claves:
- Dress code: vístete como si fueras a una reunión de trabajo. Esto es distinto para cada sector, por ejemplo, un publicista o un fotógrafo podrían ir en camiseta…
- Sonrisa: puedes pensar que una foto profesional debería mostrar personas serias, pero la verdad es que las personas responderán positivamente a tu sonrisa. Cuando buscas a alguien con quien trabajar, inconscientemente ¿no prefieres a alguien que emite emociones positivas?.
- Foto limpia y nítida: sólo tu cara, sin distracciones, sin otras personas, gorros, gorras (¡no recicles las fotos de las bodas!).
- Bien encuadrada: cuando la subas procura que tus ojos, nariz y boca queden dentro del cuadro interior:
¿Y qué sucede con el resto de redes?
Una cosa es que el canal por excelencia para el contexto profesional sea LinkedIn y otra muy distinta es que tu presencia en el resto de canales esté al alcance de alguien que te busque.
Cuando vayas entres en contacto con alguien por primera vez, bien sea un posible cliente, un proveedor, partner o si estás en un proceso de selección con un Headhunter, la persona al otro lado (en los procesos de selección seguro) va a rastrear todos tus impactos digitales.
Igual tienes tus redes sociales tienes cerradas, bien hecho, pero la foto de perfil de Instagram, Twitter o Pinterest está a la vista y por supuesto la de Whatsapp. Esta última es una red social que la mayoría interiorizamos como “personal” y la imagen que utilizamos para el perfil no suele estar pensada estratégicamente para generar una percepción óptima en el terreno profesional.
No pasa nada, somos libres lógicamente de poner lo que nos plazca, pero seamos consciente de que esa imagen va a generar emociones y aportar datos a la persona que está al otro lado.
Acabo de echar un vistazo a mi Whatsapp y me he encontrado fotos de perfil con hijos, con hermanos, con una imagen religiosa, del contacto cuando era niño, con el traje regional de su ciudad natal, de su perro, una frase, ese día en la playa que se vio cañón, una playa del caribe, varias haciendo su hobbie favorito (bici, runners, padel,…) ¿A que cada una de estas cosas te dice mucho sobre la persona?
Ahora googleate, revisa todas tus imágenes, y si no corresponden con la imagen profesional que quieres proyectar, ¡dedícale tiempo y cariño a ir sustituyéndolas!.
1_Publicado en Social Psychological and Personality Science.